Jorge Dragón

 


Disolución, repartimiento y otros roces de la creación artística

Jorge Dragón (Jorge García Rojas)

El presente texto ha sido publicado en [...], catálogo editado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga, con motivo de la exposición de mismo título del artista Carlos Miranda.
Muestra comisariada por Natalia Bravo, en la Sala de Arte del Ayuntamiento, en junio de 1999.

 


'Encontró ¿qué?, preguntó el Pato.'
'Encontrándo-lo, repuso el Ratón con alguna irritación.'
'Naturalmente, usted sabe lo que lo quiere decir, ¿no?'
'¡Pues claro que sé lo que lo quiere decir'
cuando soy yo el que encuentra algo!'
(Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas, Alianza, Madrid,1976.

El conocimiento producido del mundo se ensancha cada vez más, mientras la experiencia directa va quedando relegada a un segundo término; programados mediante códigos que desconocemos, nos podríamos reconocer fácilmente en esos porteros de noche de modales arbitrarios cuyas gestos no sabemos interpretar. Mediados, a la deriva en un mundo que creemos real, único posible, el planeta simiesco de la representación.

Si el hipermercado esconde una empresa financiera, si el reparto de escaños oculta abstenciones del 50 %, si la mera presencia en los medios encierra un tipo de actividad relacionada con lo profesional, si el carácter de espectáculo es la medida de lo que llamábamos deporte, política, cultura, artes... ¿es posible pensar este tiempo como una
deriva hacia uno mismo?¿es posible una autoconstrucción alejada del discurso esterilizante del poder?

En la mitad de la noche de verano, llega ligera una brisa que nos acerca magníficas obras olvidadas.
Cosas que, en su recuperación de la presencia, nos hacen una ofrenda de vida: otros mundos.


I

Carlos Miranda nos ofreció un primer acercamiento a su instalación [...] mediante la exposición
(En Galería Cruce. Madrid, noviembre de 1998) de una de las piezas que la componen, Talk About, escultura que vertebra el rico discurso del artista en esta muestra de exigente belleza esquiva.

Es
Talk About una obra de carácter escultórico en la que se abordan sus principales preocupaciones: las condiciones de representación toda obra de arte y sus múltiples referencias, la necesidad de generar un discurso estético en estos tiempos de cultura-espectáculo, o los límites difusos de la autoría. Así esta pieza se constituye en pórtico de [...], una instalación cuyo título se liga a esos fragmentos ocultados o hurtados de la creación artística, o, como empezamos a deducir tras varias conversaciones con el propio Miranda, a las fuentes documentales usadas, a obras prestadas por otros autores, y a piezas de la colección de una amiga de la infancia, Polaroid Star (Polaroid Star es autora del texto Carlos Miranda, aparecido en el catálogo de la exposición Disidencias, que tuvo lugar en esta misma Sala de Arte, en noviembre-diciembre de 1998.), obtenidas gracias a su relación más o menos íntima con algunos artistas.

Diez piezas a modo de libros (cuadros) abiertos cuelgan de sus ejes en
Talk About, gracias a unas cadenitas que los anclan a estructuras triangulares. Éstas, como aquéllas, como el propio lomo de los libros (marco de los cuadros), son de color oro, del color del poder o del dinero. Las tapas (marcos) de estos especiales volúmenes, hechos de metacrilato, transparentan su interior: no son hojas (lienzos), sino cojines en cuya faz y envés podemos apreciar unos magníficos paisajes, en una de sus caras, y unas pinturas de camuflaje, en la otra: sobre ellos, bordadas con hilos de oro, unas letras que desde la distancia nos permiten leer, en una y otra dirección, la frase IT TALKS ABOUT IT, 'habla de', o 'habla acerca de'. (Tomamos esta descripción de la pieza, de nuestro artículo Presente indefinido: el lugar de la palabra, recogido en Intervenciones. Cruce. Madrid, 1998.).

De este modo la escultura presenta la palabra como territorio propio del ser humano, en cuya ausencia la emoción estética se degrada en todo tipo de amaneramientos y la actividad cultural se convierte en poco más que una especie de vicio clandestino.

Talk About está compuesta por diez piezas a modo de libros, decíamos, pero es a la vez un (único) libro abierto desde cuya primera página se nos invita, se nos fuerza a expresarnos: sobre ella y sobre la instalación de la que forma parte, cómo no, sobre el arte contemporáneo tan necesitado de voces que lo resitúen en terrenos estéticos, dialécticos, y lo alejen de lo estadístico y lo estólido.

Difícil de desbrozar, [...] es una exposición que propone al espectador esfuerzos, y ¿por qué no? pequeños sacrificios, que le han de permitir hollar el territorio de la creación artística y cruzar los espejos de la autoría. En ella las obras no se limitan a ocupar el espacio o a establecer algún tipo de diálogo con él, sino que han sido determinadas en gran parte por la propia Sala (un lugar complejo, más bien anti Sala de Exposiciones, dominada por un conjunto de huecos aislados de pequeño tamaño); el espacio, tal como lo ha interpretado [...] ha sido convertido en material de trabajo y condición necesaria, como la acuarela, el óleo o las polaroids, en esta instalación pensada ex-profeso para esta Sala, que funciona en ella y la hace funcionar, usando superficies
o provocadores rincones perdidos.


II

Anonymous, Extrañada y Camuflaje son, como Parrotia, piezas compuestas (acuarelas que han sido ploteadas y polaroids), y las dos primeras ocupan como ésta (como Talk About también, cuya visión interrumpen varias columnas) espacios excéntricos en la Sala.
Todo este montaje, que nace gracias a un encargo de Polaroid Star, han sido realizado por Miranda a partir de materiales diversos: en primer lugar los textos seminales aportados por la propia P. Star
(Por lo que hemos llegado a saber, Polaroid Star quiso escribir, en principio, una novela a partir de los textos que encontró (o le entregaron) en su viaje a Orán de 1991, y por una actitud postmoddy, o quizá debido tan sólo a su propia incapacidad, decide encargar el relato en Málaga a un establecido autor que lo aceptaría sin parar en la necesidad de velar públicamente su escaso interés por los materiales, más allá del puntual divertimento. Ciertas dudas sobre la fidelidad de éste al espíritu planteado por la autora le hacen trasvasar definitivamente el asunto a su amigo de la escuela de vela de la infancia, Carlos Miranda, licenciado en Bellas Artes y con una cierta pericia en el dibujo, convirtiendo así el libro en exposición y al licenciado en artista.) y, como señalábamos anteriormente, trabajos de otros autores (El dibujante Chaco es una de las fuentes utilizadas, Hay elementos que nos hacen sospechar que Chaco puede ser seudónimo de Chema Cobo, si bien Miranda nos lo ha negado en una conversación privada, aunque reconociendo que no tiene una certeza absoluta al respecto. Otras fuentes posibles son la colección de fotografías inéditas de Jorge Dragón y Carlos Canal pertenecientes a su trabajo de 1996 “Presunciones y apariencias. El Coleccionista de miradas”, alguna de las cuales pudo extraviar Polaroid Star en distintas estancias en el estudio del primero en la primavera-verano de 1997.).

Así tenemos la pieza
Parrotia, compuesta por una acuarela ploteada ocupante (eso sí, centrada y a la altura acostumbrada) de un lugar imposible, auténtico 'cul de sac', y un cuadro encastrado en la pared delante de ella -en él una serie de polaroids nos muestran un libro que gira sobre sí mismo. Estas dos mitades de la obra entran en relación, en pugna, a partir de su disposición expositiva, de los materiales usados, y de la torsión aplicada por el autor a las técnicas usadas. Acuarela reproducida contra imagen fotográfica irreproducible, relación canónica con el espacio frente a 'okupación' imposibilitadora -en teoría- de la contemplación, de la comprensión de la obra de arte, de la que suponemos obra de arte.

Sobrevolando este círculo de las posibles relaciones del espectador con la obra (en principio ajeno a ella, pero más tarde también coautor y crítico), la imagen nos recuerda que
Parrotia es el territorio de los loros, coloristas animales repetidores de experiencias ajenas a la que no añaden ningún signo; así Miranda, que en Talk About otorgaba la palabra, en Parrotia nos advierte contra su uso excesivo, sus vueltas y revueltas que impiden la experiencia directa, palabras vacías que se convierten en obstáculos que sumar al de los propios condicionantes del sistema artístico.

A través de senderos que permiten salvar la peligrosa ciénaga de los modos, modas, los
a modo de y tópicos que embarran el mundo del arte nos adentra Miranda, ofreciendo ecos de viejos manifiestos. Arte: palabra de loro, plesiosauro de palabras -algo así decía Tristan Tzara.

El diálogo entre acuarelas y fotografías que ofrece
Extrañada remite a nuestros modos de roturar las cosas -la naturaleza a la que se contrapone el ser humano y que ya le falta-, a métodos de dominios y asentamiento, a territorios de conquistas -a territorios apropiados- (Deleuze y Guattari en Mil Mesetas: El territorio sería el efecto del arte. El artista, el primer hombre que levanta un mojón o hace una marca. La propiedad, de grupo o individual, deriva de ahí, incluso si es para la guerra o la opresión. La propiedad es en primer lugar artística, puesto que el arte es en primer lugar cartel, pancarta. (pág. 322, trad. de José Vázquez Pérez; 2ª ed. Pre-Textos. Valencia, 1994).), a todas las herramientas decodificadoras aplicadas en nuestro enfrentamiento con la obra de arte. De esta manera Extrañada habla de un acto creador continuado, ante el soporte en blanco o ante la obra teóricamente acabada, de un estar fuera de sí, de un ser expulsado en una guerra sin cuartel entre autoridades que nunca dejaron de reconocerse mutuamente. Es la divina locura, que hace reconocer al común, como mendigo, quien en realidad es un santo. (Anonymous, Inéditos (Carpeta XXVI): En los relatos sufíes, en Attar, en el Mathnawi de Rumi, o en la misma biografía de los santos ocupan un lugar destacado los errores de percepción causados por la segmentación de la realidad debida a la aplicación de campos limitados de conocimiento. Es lo que hace al común reconocer como mendigo, a quien en realidad es un santo.).

En
Anonymous, todo gira en torno al personaje argelino desencadenante de este complejo entramado que es [...], autor primero o en todo caso primigenio, árabe o francés arabizado, del que poco sabemos excepto que vivió (probablemente vivía a principios de los 90) en Orán. La negación, basada en profundas convicciones culturales, a ejercer cualquier tipo de papel público, la fobia a todo tipo de relación con el mundo del arte, a pesar de la riqueza conceptual y de discurso de todo el material, propio o recolectado, aportado por Anonymous a Polaroid Star, marcan su presencia en esta muestra. Si Anonymous hubiera asumido su papel, hubiera asumido el papel que se espera de él, de todo verdadero artista (incluso de cualquier aspirante a artista), no nos hubiera contaminado esta inquietud que sólo puede conducir a nosotros, espectadores, a los territorios de la autoría. (Anonymous, Inéditos (Carpeta XII): Varias suras [capítulos o lecciones en que se divide el libro sagrado de los musulmanes] comienzan en El Corán con las llamadas letras enigmáticas [entre otras, las número 2, 3, 29, 30, 31 y 32 se inician con alif, lam y mim], ya que son las únicas de todo el Libro de las que se desconoce el significado; según el alfaquí Ibrahim Wassani, mi vecino, es, a la vez que prueba de fe, un recordatorio a los hombres de la imposibilidad del conocimiento absoluto de Dios: yo le cito el Diwan del santo y mártir sufí Mansur al-Hallajj, 'En cuanto a las otras tres letras/se trata del misterio nocturno/aquél en el que no hay viajes ni etapas'...).

Con
Camuflaje -obra de la que pudimos conocer su primera versión en Disidencias (Ver Disidencias. Ed. Área de Cultura, Ayuntamiento de Málaga. Málaga 1998.)- Miranda nos lleva al terreno de la representación, del simulacro; Camuflaje tiene como pieza de mayor tamaño un plotter en la que creemos reconocer a Polaroid Star posando en una playa que bien podría ser los Baños del Carmen (en Málaga); esta acuarela se rodea mediante polaroids del resto de las obras que componen [...], convirtiendose así Camuflaje en obra que representa a otras o que, simplemente, las anuncia; la obra se completa con un texto de la propia Polaroid Star. (Este texto que tiene por título el de la exposición {[...]} es el mismo que se incluye en el presente catálogo.)

Camuflaje cierra este conjunto de piezas axiales de [...], piezas que, a pesar de este carácter, abandonan los espacios centralizadores de la Sala para encastillarse en rincones agonizantes e insuflarles vida; como insuflan vida a ese acto repetido y de placentera levedad que es la visita a una sala de exposiciones, en la que el espectador aburrido, como señala Marina, ni sufre, ni es feliz. (Marina, Elogio y refutación del ingenio. Ed. Anagrama, Madrid, 1997.).

Hablemos pues de arte, de qué entendemos por autor, de qué necesidad nos lleva al acto creador, de qué modelos de representación maneja la obra ya creada, de si ésta es índice de algo...

pero, ¡horror! alguien dispara
con nuestra sombra un flash manchó la pared blanca,
nos quedamos en silencio,
ha pasado un ángel,
surge el hiato, la hendidura.

(Anonymous, Inéditos (Carpeta XXVII) 'Cuando el cielo se hienda, cuando las estrellas se dispersen, cuando los mares sean desbordados, cuando la sepulturas sean vueltas al revés, sabrá cada cual lo que hizo y lo que dejó de hacer'. Estas primeras aleyas de la Sura 82, La Hendidura, parecen hablarnos desde lejos y minimizar nuestras necesidades de reconocimiento ¿para qué ser citados, para qué tanta fotografía?¿en ellas hemos de buscar nuestra propia imagen?).


III

Al igual que
Parrotia, Anonymous, Extrañada y Camuflaje están compuestas todas ellas por un conjunto de piezas que se relacionan por oposición: de tamaños, técnicas usadas, de su posible reproductibilidad. Estas estructuras complejas desarrollan un carácter de retablo en las paredes que ocupan, y en las que remarcan su función arquitectónica, debido tanto a su ordenación singular, como al hecho de que cada una de sus partes establecen relaciones narrativas entre sí, que guían al espectador, más allá del goce estético, a un proceso reflexivo sobre los diferentes aspectos del enigma de la creación artística.

Estas obras-retablos se expanden de modo orgánico por la Sala a partir de sus componentes de gran formato aunque apoyados y a la vez dirigidos por pequeñas y sugerentes unidades móviles: ligeras, inteligentes y únicas, imágenes polaroid.

Desdeñando su flexibilidad, Miranda las usa porque reducen, deberíamos decir eliminan, su posibilidad de alteración, acentuando así, aún más, su papel como no autor:
la foto es hecha por la cámara, no puedo manipularla en el revelado o en la ampliadora. (Conversación con Carlos Miranda el pasado 25 de abril en Higueruela, Albacete).
Tras constatar las limitaciones y condicionantes técnicos del equipo instantáneo que maneja, reconoce:
es la cámara la que ve, no el que fotografía (Ib id), de tal modo que nos lleva a asumir la presencia de estas instantáneas, siempre seductoras por sus características gráficas, como expresión palpable de otros mundos que escapan del control del fotógrafo, dejándonos embozados en la sospecha de unas fotos que se hacen a sí mismas.

Cuando los publicistas definían el discurso de
comunicación polaroid se detuvieron exclusivamente en el carácter instantáneo de la imagen como modelo referencial, sin preveer que lo que ésta ponía en juego era la propia experiencia fotográfica; lejos aún de la presencia incontestable de lo digital, la imagen polaroid impedía que el momento decisivo fuera 'mementum mori' alterado por el paso de una Historia que ya era siempre presente. (El poder alcanzado por las imágenes mediadas se manifiesta de manera extensiva en la segunda mitad los sesenta -Jim Morrison cantaba we want the world and we want it Now! Los cambios tecnológicos abonan lo inmediato.)

Comparable con la realidad de la que surge, se disocia y frente a la que se afirma, en el
objeto encontrado polaroid la importancia de cada momento recae en la decisión tomada por el que mira, sin embargo en los grupos de imágenes que presenta [...] los objetos polaroid abandonan 'doucement' su carácter de encontrado transformándose en objetos aparecidos, abandonados, olvidados, o apropiados.

Así en estas obras las polaroids ocupan los espacios teóricamente baldíos de toda exposición plástica, territorios de las afueras aún sin
estriar por la obra de arte. Minúsculas al lado de formatos que superan con holgura el metro en su lado más estrecho, las imágenes nos hablan de desplazamientos en la construcción y vaciamiento de los significados e identidades, de la naturaleza o la propia imagen fotográfica. Esta carga en los márgenes del saber estético añade a las instantáneas un doble rol: el de objetos refugiados a la vez que ejército nómada, partida de bandidaje, cuadrilla partisana, tal vez manada. (Al analizar Puerta Vílchez el pensamiento de Ibn Jaldún en al-Muqaddima respecto a la relación entre sociedad y arte, señala como éste plantea que “la insumisión de los pueblos nómadas opuesta a la estabilidad del sedentarismo de la que nacen las grandes edificaciones” si bien provoca la ruina de la civilización, “este aspecto negativo se compensa con su inocencia y sencillez espiritual que los hace más receptivos a las verdades reveladas y más inmunes a la inmoralidad”. En Historia del Pensamiento estético árabe. Akal,1997).

Miranda ofrece así a lo largo de esta relectura que efectua sobre los trabajos y colecciones del oraní un camino de disolución y
repartimiento de los poderes que actúan sobre aquello innombrable que ocurre entre lo que llamamos obra y lo que llamamos espectador (Según Foucault, cit. por Maite Larrauri en la conferencia Jardines y Barcos, publicada en Rizoma, nº 32, Málaga, 1999.), sobre el arte 19 (Anonymous, Inéditos (Carpeta XXXIII y última ). Parece que vuelve esa chica española, la hija que tuvo Paul, el multimillonario hippy, y que ví aprender a gatear en la mansión de Moraira ¿A qué obedecen sus viajes a Orán? ¿habrá oído en algún momento hablar de mí, es decir de él? nada a nadie debía tras su consunción. Probablemente obedece intuiciones que aún no reconoce, necesitada de un trabajo que no sabe instrumentar. Sí: a ella debo acercar mis carpetas y lecciones, el único hilo entre él y yo. Acaso Ortiz Alfayate, el sastre, se aventurara a ayudarme...), poderes reales pero inaccesibles como esas islas construidas con discursos ajenos en una especie de cristalizado bucle de la reproducción. Y en este camino, poco importará la existencia de Anonymous, Star, quién pinte aquel óleo o quién firme estas letras, imbuidos de la disolución y repartimiento, verdadera columna vertebral del periplo del género humano. Existencias sin confirmar, espejismos de islas en movimiento; identidades fragmentadas, presencias difusas como las de soñadas ciudades enterradas por las arenas del tiempo.

Tal como hemos asegurado, sabrás que tu eres imaginación,
así como todo cuanto percibes y de lo que dices no soy yo;
todo eso es fruto de la imaginación, eso es la Imaginación.
Toda la existencia es imaginación en imaginación

(bn Arabi, Fusus al-Hikam. Cit. y trad. Puerta Vílchez. op. cit. 1997.).

Anonymous, Star, Miranda se añaden a tantos otros, y esa almada de personas sin rostro que balizan nuestra conciencia continúa en movimiento, veloces pero en silencio, creando y creándonos, reconociéndose mediante pequeños signos que suelen pasar desapercibidos, negándose a ser nombrados, quizá tan sólo mediante la palabra nosotros.